Como país aún nos falta mucho por caminar y aprender.
Nuestra insipiente democracia no nos ha dado para entender la gran importancia
que tienen las figuras que sentamos tanto en el Gobierno, como en los órganos
de representación del Estado (Cámaras de Diputados y Senadores), seguimos
eligiendo como si fuéramos al “super”, a las tiendas de departamentos o a un
OXXO. No sabemos ver capacidades para gobernar, no leemos trayectorias
legislativas, no tomamos en cuenta el historial de quienes pretenden hacerse
del país a través del poder político. Los “dueños” de México como en su momento
les llamó el predicador de paz de nuestros tiempos: Andrés Manuel López
Obrador, a los empresarios de las principales cadenas e industrias no son
electos por nosotros, es su propio capital es que los va encumbrado, eso y las
facilidades que los Gobiernos de todos los órdenes les dan, y es precisamente
ahí donde estamos cerrados, no de ojos, sino de intelecto.
Si queremos que las cosas cambien debemos de aprender a
tomar en serio la decisión de nuestro sufragio. Es el futuro nuestro y de nuestras
generaciones que nos procederán. Suena trivial, pero es muy cierto.
Hay que aprender, insisto, a dejar de lado la paja enorme
con que se arropan los candidatos en campaña. Paja que oculta sus malas
decisiones en tiempos pasados en que estaban en algún espacio de poder y de la
administración pública. Paja que disfraza vidas que por ser privadas dicen no
son del interés público, pero en muchas de esas historias de vida privada se
comprueba la calidad humana del político, que después tomara decisiones que si
van a afectar la vida pública y por ende, hasta la privada de todos los
mexicanos.
Pero también debemos aprender a no caer en los lodos que los
candidatos y sobre todo sus huestes, vierten en los medios de comunicación de
todo tipo y hoy día, principalmente, en las redes sociales. ¿Cuántos de ustedes
se sumaron a la protesta por la supuesta “guerra sucia” de Calderón contra
López Obrador? ¿Cuántos no se indignaron por la forma en que se polarizo el
país y hoy día los enconos aún no cesan? Entonces, si somos muchos, ¿porqué
entramos en estas nuevas “guerras sucias” de las redes sociales en Internet?
Y estas campañas de odio y difamación hay en todos los
frentes: de izquierda, de centro-comodino, de derecha y hasta entre ellos.
Vemos día a día ejemplos de supuestos “comunicadores” y “periodistas”
enfrascados en defender, pero sobre todo atacar a los contrincantes de sus
candidatos, ejemplo claro es Federico Arreola (@FedericoArreola) o Natalia Colmenares
(@natcolmenares) que bajo el disfraz de ser gente de los medios, se van con
todo sobre los adversarios de sus dilectos. Claro que también los hay fuera de
las redes, como Ciro Gomez Leyva, Carlos Marin, Carlos Loret de Mola, Oscar
Mario Beteta y anexas. Estos toman su papel de “comunicadores” y vierten en la
gente temas que son lacerantes para los candidatos adversos a sus intereses.
Ahí está el linchamiento en medios de Enrique Peña Nieto y su hija, el cual
ahora no pude ni preguntar la hora porque si trae reloj lo crucifican. O el de Andrés
Manuel, que le achacan todas las barrabasadas que sus seguidores y leales como
Mario Di Constanzo, el propio Arreola, el Diputado Fernández Noroña
(@fernandeznorona) y anexas, vierten en contraposición a la “República Amorosa”
que predica el tasqueño. O las pifias que se avientan contra Josefina Vázquez
Mota (@JosefinaVM), la cual hasta de “borracha” la tacharon hoy.
Esto es guerra sucia, no es libertad de expresión, no es ejercicio
ciudadano, no es actitud democrática, entiéndanlo de una vez.
Si difundes estos temas, laceras a México, oscureces los
derechos políticos de los ciudadanos, ayudas a que siga la misma carroña
política en el poder, abonas a que se nos trate de ciudadanos imberbes e
ignorantes de la política.
Esta actividad, la Política, no es la afición a un equipo de
fútbol, no es el gusto de una marca de vino o cerveza, de un tipo de música o
de forma de vestir, no es ponerse la camiseta y defenderlas “como sea” del “enemigo”.
Es futuro señores, es vida, es bienestar, es formar Nación para los que vienen
y por qué no, para los que estamos aquí.
Eliminemos la “guerra sucia” de las redes, usémosla bien y
cambiemos a México desde esos espacios que aún no domina el dinero de los
políticos y empresarios, aunque si sus malsanas intenciones de confrontarnos
como pueblo. Así es como ganan ellos, siempre han ganado y depende de nosotros
si vuelven a ganar.
...Donde El Olvido