miércoles, abril 22, 2009

Maldito!

No había en mi cabeza otra imagen,
era ella.
Solo estaban sus ojos, su pelo, su sonrisa,
el ángel que un día fue.

Removí las cenizas.
Rompí los candados.
Cruce las fronteras.

Solo algo como la verdad puede ser tan demoledor.

No había nada ya de cuanto existía.
O tal vez nunca existió.

Toque sus labios, mire sus ojos,
sentí el tiempo en su piel.
El dolor en su voz.
El reproche en sus silencios.

Hoy solo retumba en mis recuerdos
aquella palabra suya que tatuó mi alma,
que lacera mi ser: ...“¡Maldito!”

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